sábado, 30 de abril de 2016

EDITORIAL



TIEMPOS APOCALIPTICOS. Frank Barrios Gómez.

En estos momentos estamos viviendo una verdadera revolución, a lo largo y ancho de la Tierra. Ojalá fuera un cambio positivo, pero lo que estamos vivenciando, parecen escenas sacadas desde lo más profundo de del noveno círculo dantesco, de Dante Alighieri.
Reza un proverbio que el pueblo que desconoce su historia, está condenado a repetirla, y esto es algo que las naciones han olvidado. Corrupción, malos manejos, falta de respeto y para colmo de males, estamos acabamos con el único hogar que tenemos en el Universo, nuestro hermoso planeta azul, la Tierra.
Pero el hombre no aprende la lección. Sigue empedernido en las mismas mañas y día a día las pule para seguir sangrando al pueblo.
No necesitamos ir tan lejos para compararnos con las naciones europeas, que se tambalean y viven su propio infierno. África no se queda atrás, ya que desde hace milenios, el karma se empecina con estos hermanos. Asia también tiene lo suyo. El epicentro de nuestra atención, para no desviarnos, debe ser enfocado a nuestro querido México.
Hace 38 años que llegué a esta hermosa tierra azteca, con muchas ilusiones, era un verdadero paraíso. Todavía se podía ver en los ojos de sus pobladores algo de ética, aunque la corrupción siempre ha estado presente, y no era tan descarada como en estos instantes se manifiesta.
Desde el más pequeño órgano gubernamental, hasta los más altos espacios y personas federales, están coludidos hasta el tuétano de los huesos con ese cáncer que se dejó crecer, y ya no se ve para cuando vaya a acabarse, la corrupción.
Recuerdo que en 1979 vivía yo en la hermosa ciudad de Mérida, Yucatán. Acompañé a un colega colombiano a uno de los bancos, y un empleado de mostrador le pidió a ese caballero una gratificación para acelerar el trámite. Y a viva voz el colombiano lo externó, y el empleado bancario salió disparado de la escena, quedando al descubierto sus malas mañas.
Y las cosas cambiaron pero para mal, porque empeoraron y donde uno vaya es lo mismo. Para qué mencionar dependencias gubernamentales, se me acabaría el espacio en este escrito y no terminaría. Pero para parar ese cáncer, hay que tumbar la cabeza, y las cabezas son las primeras que deben caer, pero no caen porque el sistema está hecho para protegerse uno y otro corrupto.
Nos estamos acabando entre nosotros mismos y lo que es peor, a la Tierra. Y no hacemos caso que nuestro planeta azul es un organismo viviente, que se defiende y reacciona ante el invasor (humanos) que le estamos acabando.
Si enfermamos, visitamos al médico el cual de inmediato ataca la enfermedad hasta acabarla, porque si nos descuidamos pagaremos con nuestra vida. Lo mismo está haciendo la Tierra en estos momentos, ante el depredador más grande de todos los tiempos, que no tiene ética y ante la hermandad cósmica, hemos sido nombrados “especie non grata” porque todo lo que tocamos lo destruimos.
E
La tierra se defiende a como dé lugar. Y una imagen dice más que 1000 palabras. Los volcanes están despertando y de seguir así, llegará el día en que arrasen con poblaciones enteras, porque ante los embates de la naturaleza, el hombre es una insignificante hoja de un árbol, que es arrastrada y sacudida contra su voluntad.
Las cenizas que el volcán Popocatépetl lanzara el 19 del presente mes, son una advertencia de lo que podría pasar, si este coloso lanzara magma. Esas cenizas alcanzaron lugares como La Joya, en Veracruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario